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Somatización: cuando las emociones se expresan a través del cuerpo

  • Foto del escritor: Beatriz Arenas
    Beatriz Arenas
  • hace 2 días
  • 5 Min. de lectura
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¿Alguna vez has sentido que tu cuerpo “se queja” cuando estás bajo presión?


Tal vez te ha pasado que te duele el estómago antes de un examen o una reunión importante, que se te cierra la garganta cuando discutes con alguien, o que te da un dolor de cabeza después de un día difícil. Aunque parezca que son simples coincidencias, la verdad es que tu cuerpo está hablando.


Este fenómeno se conoce como somatización, y entenderlo puede transformar la forma en que ves tu salud y tu bienestar emocional.


¿Qué es la somatización?


La somatización es un proceso psicológico en el que una persona expresa su malestar emocional a través de síntomas físicos. En otras palabras, el cuerpo traduce las emociones en sensaciones físicas, incluso cuando los estudios médicos no muestran ninguna causa aparente.


No se trata de que los síntomas sean falsos o inventados: son reales y pueden ser muy incómodos o dolorosos, pero su origen principal está en el mundo emocional, no en el físico.


Por ejemplo:

  • Una persona con mucha ansiedad puede sentir presión en el pecho o dificultad para respirar.

  • Alguien con estrés constante puede desarrollar problemas digestivos o colon irritable.

  • El enojo no expresado puede manifestarse como tensión muscular o dolor de cabeza.


Cada cuerpo tiene su propio “idioma emocional”, y aprender a escucharlo es una herramienta poderosa para sanar.


La ciencia detrás de la mente y el cuerpo


Durante mucho tiempo, la medicina occidental trató al cuerpo y la mente como dos cosas separadas. Sin embargo, las investigaciones en neurociencia, psicología y psiconeuroinmunología han demostrado que todo lo que sentimos tiene un efecto físico.


Cuando vivimos estrés o emociones intensas, el cerebro activa una respuesta conocida como “lucha o huida”, liberando hormonas como el cortisol y la adrenalina. Estas sustancias preparan al cuerpo para reaccionar ante una amenaza, pero si esa tensión se mantiene durante semanas o meses, el cuerpo se sobrecarga.


Algunos efectos comunes de esta sobrecarga son:

  • Dificultad para dormir.

  • Problemas digestivos (gastritis, colitis, reflujo).

  • Dolor muscular o de espalda.

  • Cambios en el apetito.

  • Fatiga constante.


El cuerpo no miente: cuando las emociones no se expresan, se acumulan y buscan salida a través de los síntomas.


Somatización en la cultura mexicana: “Me enfermé de un coraje”


En México, solemos expresar nuestras emociones con frases que reflejan perfectamente esta conexión:

“Me cayó mal el coraje.” “Se me subió la presión del susto.” “Traigo el estómago hecho nudo.”

Estas expresiones populares muestran cómo, incluso sin formación científica, nuestra cultura reconoce que el cuerpo resiente lo que la mente calla. Sin embargo, también existe la costumbre de aguantar o minimizar lo que sentimos, lo que puede intensificar la somatización.


Por ejemplo, una persona que siempre “se guarda todo” o que “no quiere preocupar a nadie” puede experimentar síntomas físicos sin darse cuenta de que lo que realmente necesita es expresar, llorar, descansar o hablar. Y en muchos casos, se busca solución únicamente con medicamentos o exámenes médicos, sin abordar el aspecto emocional que está detrás del malestar.


Causas más comunes de la somatización


La somatización no tiene una sola causa. Se trata de una combinación de factores emocionales, psicológicos, sociales y biológicos. Algunos de los más frecuentes son:


1. Estrés crónico

Vivir en constante alerta —por trabajo, deudas, problemas familiares o inseguridad— hace que el cuerpo nunca descanse. El estrés sostenido puede manifestarse en tensión muscular, problemas digestivos y dificultad para dormir.


2. Ansiedad y miedo

La ansiedad mantiene al sistema nervioso hiperactivo. Esto provoca palpitaciones, mareos, sensación de ahogo o dolor en el pecho, aunque el corazón esté sano.


3. Tristeza o depresión

Las emociones reprimidas pueden expresarse como cansancio extremo, dolores corporales o sensación de pesadez general. Muchas personas no reconocen la tristeza y solo dicen: “me siento mal, sin ganas de nada”.


4. Dificultad para expresar emociones

En nuestra sociedad, todavía se asocia llorar con debilidad o expresar enojo con falta de control. Esto lleva a muchas personas a guardar sus emociones, lo cual genera tensión corporal constante.


5. Experiencias traumáticas

Vivencias de abuso, abandono o pérdidas pueden quedarse grabadas en el cuerpo, generando síntomas recurrentes incluso años después.


¿Cómo saber si lo que tengo puede ser somatización?


No hay una prueba médica que confirme la somatización, pero sí hay señales que pueden ayudarte a sospecharlo:


  • Has visitado varios médicos y todos te dicen que estás bien, pero los síntomas persisten.

  • Notas que tus dolores o malestares aumentan cuando estás bajo presión emocional.

  • Te cuesta expresar lo que sientes o pedir ayuda.

  • Tu cuerpo reacciona con dolores, mareos o cansancio después de discusiones o conflictos.

  • A veces te sientes enfermo, pero los estudios no muestran ninguna causa clara.


Si te identificas con varios de estos puntos, podría ser momento de explorar la parte emocional de tus síntomas con ayuda profesional.


Cómo sanar la somatización: estrategias prácticas


La buena noticia es que la somatización se puede tratar y comprender, y su reconocimiento es el primer paso hacia la sanación integral.


1. Terapia psicológica

Un psicólogo o psicoterapeuta puede ayudarte a reconocer las emociones reprimidas y a expresarlas de manera saludable. Existen enfoques como la terapia cognitivo-conductual, la terapia humanista o la terapia corporal, que trabajan tanto la mente como el cuerpo.


2. Conexión emocional diaria

Aprende a detenerte unos minutos al día y preguntarte:

“¿Qué estoy sintiendo ahora?” Nombrar tus emociones te permite liberarlas en lugar de somatizarlas.

3. Ejercicio físico consciente

Actividades como caminar, yoga (yoga somática: disponible en Casa Sattva) o danza ayudan a regular el sistema nervioso y liberar tensión corporal acumulada. El cuerpo guarda las emociones; moverse es una forma de soltarlas.


4. Respiración y descanso

Dormir bien y respirar profundo no son lujos, son necesidades biológicas que mantienen tu mente equilibrada.Prueba la respiración lenta y consciente cuando sientas ansiedad.


5. Alimentación y autocuidado emocional

Lo que comes también influye en tu estado emocional. Evita el exceso de café, azúcar o alcohol cuando estés estresado, y busca alimentos frescos y nutritivos. Además, date permiso para descansar, decir no, y pedir ayuda.


En resumen


La somatización no es una invención ni una exageración, es el lenguaje del cuerpo cuando la mente ya no puede hablar. Reconocerla no significa que tus síntomas sean “psicológicos” y nada más, sino que tu cuerpo y tus emociones están colaborando para mostrarte lo que necesita atención.


Escuchar esos mensajes es un acto de amor propio. Atender tu salud emocional no solo reduce tus síntomas físicos, sino que también mejora tu calidad de vida, tus relaciones y tu bienestar general.


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