Transitando el Otoño con Yoga
- Beatriz Arenas
- 1 oct 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 24 may 2024

A medida que transitamos el Otoño, vamos sintiendo cambios en nuestro cuerpo, en nuestro estado anímico, en nuestros niveles de energía. Y es que el cambio, la impermanencia, el movimiento, son características de una estación que nos recuerda el carácter cíclico de la materia, nos invita a buscar el equilibrio interno, usando herramientas del yoga y estableciendo rutinas para anclarnos en la estabilidad.
Vivir teniendo en cuenta los cambios de las estaciones significa vivir en armonía con nuestra propia naturaleza y con ello despertar la sabiduría innata de nuestro propio cuerpo, significa aprender a respetar el planeta en que vivimos y a los seres que lo ocupan.
¿A quién le es indiferente el cambio de hora en otoño? ¿Qué es esa extraña sensación de tristeza que nos suele visitar cuando la oscuridad de la noche irrumpe “demasiado temprano” en nuestras tardes? Más allá de ser un inconveniente anual pasajero, esta emoción puede ser una gran maestra. El Otoño es la estación del cambio y de la transición del viejo ciclo, que ha culminado con el fin del verano, y el nuevo ciclo que comenzará en el Solsticio de Invierno. Tanto la Naturaleza como nosotros nos preparamos para esta etapa.
La llegada del Otoño puede significar para nosotros un periodo de inestabilidad física, mental y espiritual. Sin embargo, a través del autoconocimiento y del Yoga, podemos usar esos cambios a nuestro favor, sacar provecho del ciclo natural que el entorno nos marca y fluir disfrutando de ella Aquí en México, en el hemisferio norte del continente, desde el 23 de septiembre y hasta el 22 de diciembre, (aproximadamente 89 días) los relojes se atrasan o no en nuestro país, y si bien nuestros horarios laborales o académicos siguen igual, en esta época, a muchos nos invade el “blues otoñal”, un estado melancólico que puede desembocar en apatía o incluso en depresión.
Desde la psicología occidental se atribuye a causas tan diversas como recuerdos negativos de la infancia asociados con el comienzo del año escolar; o al sentirnos contrariadas por tener que retornar al mundo laboral tras las vacaciones.
Desde la medicina se explica como una caída en la producción de serotonina, la hormona de la felicidad, causada por un menor aporte de vitamina D proveniente del sol. Pero… ¿qué pasaría si en lugar de considerar este “bajón otoñal” una patología a eliminar lo entendiéramos como una forma natural de adaptación a los cambios estacionales? ¿O como un aspecto de sombra que viene acompañado de su propia luz y sabiduría? . Aquí exploraremos esta posibilidad desde la óptica Yoga.
Mtra de Yoga Silvia López Delgado

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